Cómo definir al cliente ideal en tu negocio de moda
El otro día fui a almorzar con una amiga para, entre otras cosas, trabajar en el branding de su marca. Ella es arquitecta y aunque tiene experiencia en obra y construcciones, quiere enfocarse en la parte creativa y digital de su profesión: diseñar. Cuando le pregunté a quién quería dirigirse o quién era su cliente ideal, se encogió de hombros y respondió: quién sea. Yo me las apaño con todo.
Error. Megaerror. Supererror.
En esa misma trampa en la que estaba mi amiga suelen caer muchas marcas y negocios de moda y belleza cuando empiezan. Quieren venderle a todo el mundo y, a menos que tu negocio sea Amazon o Wallmart, las cosas no te saldrán bien.
Es necesario afinar el tiro, hacer un poco de zoom y dar con ese público, y más aún, con ese cliente ideal a quien tu producto o servicio le vendrá como anillo al dedo. Además, en un sector tan movido y con una competencia tan tremenda como el de la moda y la belleza, querer venderle a todos es no venderle a nadie.
¿Qué es el cliente ideal o buyer persona?
Antes de entrar en materia piensa por un momento en marcas como Chanel o Dolce Gabbana. ¿Te imaginas a sus CEO reunidos diciendo: vamos a venderle a todo el mundo, nos las apañamos con quien sea? Seguro que no.
Cada marca, sin importar lo que venda, se dirige a un segmento de la población que conforma su mercado, es decir, ese entorno en el que se intercambian productos o servicios como el que esta vende.
Dentro del mercado está el público objetivo, también conocido como target, que es esa porción de personas con características demográficas y socioeconómicas similares a quienes va dirigida una marca.
Y aquí, dentro del target, está el afamado cliente ideal. ¿Pero ese quién es ese?
El cliente ideal es aquella persona que necesita de tus productos o servicios, pero que además se identifica con la filosofía de tu marca, valora lo que le ofreces y está interesada en tu negocio.
Poniendo de ejemplo a Chanel, podemos presumir a grandes rasgos que su cliente ideal es una mujer de mediana edad, que destila clase por los poros y busca exclusividad y lujo. Ah, y que no le falta dinero para darse los gustitos de la firma, faltaría más.
¿Por qué es importante definir al cliente ideal?
Ya te he contado qué es eso del cliente ideal y te he dado algunas estrategias para definir el tuyo, pero de pronto te preguntas: «¿y por qué es necesario esto? Mejor sigo como iba, lanzando fideos al techo y esperando que alguno se pegue».
No te culpo.
Muchas veces, como emprendedores o empresarios, nos da temor enfocarnos en un solo nicho y creemos que es más fácil ser generalistas y abarcar de todo y para todos. Al fin y al cabo, concentrarnos en cierto grupo de personas limita las posibilidades y acorta nuestro universo de clientes… ¿O no? Pues déjame explicarte como mejor me gusta, con un ejemplo. Y aprovechando que te he contado sobre mi amiga Paola, la arquitecta, sigamos en esa línea.
Imagina que tu firma de moda, esa en la que has trabajado por tanto tiempo, por fin comienza a dar frutos y ahora vas a abrir tu primera tienda. Estás que si te cortan no sangras y solo piensas en aquel espacio de ensueño donde se exhibirán tus prendas. Colores, mobiliario, iluminación. Lo tienes todo clarísimo y solo necesitas encontrar a un arquitecto que lo convierta en realidad.
Empieza la búsqueda.
Buscando en internet te encuentras con un estudio que dice tener un equipo multidisciplinar de profesionales con 40 años de experiencia en el diseño de negocios y harán de tu proyecto una realidad en solo 30 días. Tú solo les das la idea y ellos te devuelven un diseño listo para arrancar la obra. No suena nada mal, pero te deja sin ton ni son.
Sigues las búsqueda y encuentras a una arquitecta que se dedica a trabajar exclusivamente con mujeres emprendedoras que quieren diseñar y construir un local para su negocio. Esta persona te mostrará, semana a semana, cómo van los avances del diseño y definirá contigo todos los detalles que surjan sobre la marcha. Además, te dice que sabe que tu tienda es como tu bebé, y con ese mismo esmero la creará para ti. ¡Sabe que tu tienda es tu bebé! Eso es todo lo que necesitabas leer. Alguien que entienda el valor que esto tiene para ti y no lo trate como un proyecto más que se termina y se encajona.
Después de conocer ambas opciones, ¿a quién crees que elegirás? Seguramente ya ni recuerdes aquella web del equipo multidisciplinar con tantos años de experiencia, porque esta arquitecta parecía estar leyendo tu mente y te ofrece justo lo que tú necesitas. Como anillo al dedo.
Con esta pequeña historia la cosa queda más que clara. Definir al cliente ideal es importante porque permite que las personas correctas se identifiquen con tu mensaje y tu propuesta de valor. Así sentirán que tu producto o servicio es justo lo que ellas necesitan y te elegirán por encima de aquellas opciones que pasaron por ellos sin pena ni gloria.
Al centrarte en tu cliente ideal atraerás justo a las personas que tú quieres y las que valoran tu marca y lo que puedes ofrecerles, como un filtro que te deja solo con los mejores prospectos. Esto te permitirá:
- Crear lazos más estrechos con tu público.
- Mejorar tu oferta para adecuarla justo a lo que necesita tu target.
- Ser más eficiente con tus estrategias de comunicación.
- Tener menos problemas antes, durante y después de la transacción.
- Hacer un menor esfuerzo para vender.
Todo esto, en última instancia, contribuye a aumentar las ventas. ¿Y acaso no es eso lo que todos queremos?
Cómo definir al cliente ideal
Geodemografía e información socioeconómica
Comienza por determinar dónde está tu público, su sexo y su rango etáreo.
Si vendes productos faciales antiedad, por ejemplo, no apuntarás al mismo rango de edad que si vendes maquillaje cruelty free. En el primer caso debes dirigirte a un público maduro, que es el que mostrará mayor interés por ponerle un freno al paso del tiempo en el rostro. En contraste, en el segundo caso tienes que mirar hacia generaciones más jóvenes, pues las personas que más valor le dan a las marcas que no testean en animales tienen entre 25 y 35 años.
Asimismo, el contexto socioeconómico es indispensable, ya que el poder adquisitivo es un factor clave en cualquier cliente e incluso puede ser determinante en tu estrategia de comunicación y tus precios.
Dicho esto, las preguntas que debes hacerte son:
- ¿Dónde está tu cliente ideal? (País, región, ciudad, entorno, clima, tipo de vivienda.)
- ¿Es hombre o mujer?
- ¿Cuál es su edad? (Con este dato puedes establecer un rango de 10 años, aproximadamente)
- ¿Cuál es su ocupación?
- ¿Cuál es su nivel de instrucción?
- ¿Con quién vive?
- ¿Cuál es su nivel de ingresos?
Preferencias y estilo de vida
Pasamos al segundo eslabón de esta escalera y toca preguntarte qué es lo que le gusta a tu cliente ideal y cómo es su día a día. Lo curioso de esto es que para describirlo debes mirar un poco hacia dentro para imaginar los intereses que tendría una persona que compre lo que tú vendes.
Me explico.
Si lo tuyo es la moda y tus colecciones son coloridas, llenas de accesorios y muy informales, las personas que quieran comprar tus piezas seguro serán extrovertidas, con un día a día bastante cambiante y una vida social movida. Música pop, tragos con amigos, conciertos y viajes emocionantes.
Entonces, para filtrar las preferencias de tu cliente ideal, responde:
- ¿Cuáles son sus compras habituales?
- ¿Cuáles son sus hobbies o actividades cotidianas?
- ¿Cómo es su día a día?
- ¿Qué tipo de música escucha?
- ¿Qué redes sociales usa?
- ¿Qué mira en la televisión?
- ¿Qué busca en internet?
Deseos y temores
Los famosos puntos de placer y de dolor. Aquí te toca pensar en las mayores aspiraciones y/o las mayores preocupaciones de ese cliente de tus sueños, las cuales también usarás a tu favor como parte de tu argumento de venta, jugando un poco con la psicología.
De momento, nunca debes irte a lo básico, sino pensar en los deseos o temores más profundos. Seguridad, tiempo, dinero, estatus, reconocimiento, hogar. Todos ellos son elementos clave que debes considerar en perspectiva para saber cuál o cuáles son los más importantes para ese prospecto que estás construyendo y cómo tu producto puede aportar en ese sentido.
Nivel de conciencia
Objeciones
Llegados a este punto debes tener una imagen mental bastante clara de tu cliente ideal, pero te aseguro que se puede volver aún más nítida si te adelantas a sus objeciones. Ya le conoces, sabes dónde vive, qué hace y qué le gusta, además del nivel de consciencia que tiene respecto a lo que ofreces. Con eso en mente puedes pensar también en las principales dudas que puede tener y prepararte para responderlas.
Las objeciones más frecuentes que recibirás suelen estar relacionadas con:
- Precio del producto o servicio (¿por qué tan caro?)
- Calidad (parece buena, ¿pero en verdad lo es?
- Proceso de compra (no tengo ni idea de cómo hacer para comprarte)
- Trayectoria de tu marca (¿en verdad sabes lo que estás haciendo?)
- Competencia (hay otras opciones además de ti)
Cliente no ideal
Por fin llegamos al final de este largo recorrido y es con un elemento muy particular: el cliente no ideal. Como podrás imaginar, es la antítesis de todo lo que hemos estado definiendo, o por lo menos alguien con rasgos muy particulares que no quieres en tu negocio.
Quizás comenzar por aquí pueda darte muchas luces cuando intentas establecer quién es tu cliente ideal, porque a veces nos resulta más fácil saber lo que no queremos. Sin embargo, estoy convencida de que es una mejor idea dejar esto para el final, porque te obligas a visualizar qué es lo que quieres para tu marca.
Las preguntas clave:
- ¿Quién ha sido tu peor cliente?
- ¿Qué fue lo más negativo de la experiencia?
- ¿Hay alguna característica con la que no soportes lidiar en las personas?
¿Qué hay por aquí?
- General
Let's talk about influencer marketing and why it is a perfect fit in the fashion industry.
Te explico paso a paso cómo hacer un plan de comunicación para tu negocio de moda.
Te cuento con lujo de detalles lo que hace un copywriter y las etapas que sigue para crear textos persuasivos.
Pingback: Qué hace un copywriter - Nazareth Lezama