El primer paso

El primer paso siempre es el más difícil

No importa lo cliché que suene la frase, pero en este caso el refranero popular no se equivoca. Bueno, la verdad es que rara vez lo hace.

Para que esta web existiera tuve que acumular cantidades tremendas de voluntad, porque, aunque sabía muy bien que la quería, del querer al hacer hay un trecho más largo que un mes de mayo.

Como conté antes, la idea estaba clarísima: copywriting y redacción de moda y belleza, un blog de marketing digital y comunicación enfocado en esos sectores y un blog personal que funcionara como mi pequeña válvula de escape. Pero cuando llegaba el momento de pasar a la acción, me congelaba.

Lo primero fue el copy.

Los textos iniciales de la web no sumaban ni 2500 palabras, pero me tardé más de un mes en terminarlas, cuando un artículo de esa extensión lo hago en unas pocas horas. Porque sí, si se trata de mis propios proyectos tiendo a postergarlos y restarles importancia. Qué mala costumbre.

Después vino el diseño.

Lo hice yo misma dando traspiés en Canva y luego un paciente programador se encargó de convertirlo en realidad. Ni bien estuvo terminado, yo ya lo odiaba, y sabía perfectamente que iba a cambiarlo, pero en lugar de seguir dándole largas hasta tener todo “perfecto”, preferí dejarlo así. Al menos el paso estaba dado; ya tendría ocasión reírme de mí misma después.

Luego el blog.

Tengo una cantidad ingente de ideas para artículos en mi Notion y era tanto lo que quería hacer que terminaba por no hacer nada, como suele suceder en estos casos. La típica paradoja del asno de Buridán (vayan y curioseen :P).

Lo cierto es que ya está. Existe por fin. Hay copy, hay diseño (por los momentos uno del que no me enorgullezco) y hay dos blogs que poco a poco iré llenando de cositas. En el general espero aportar valor, mientras que este existe por y para mí. Un pequeño rincón que será solo mío y en el que dejaré constancia de mis pensamientos como una suerte de diario, aunque haya entradas con una frecuencia menor a la diaria.

Para el momento en que escribo esto no he lanzado siquiera el sitemap ni creado ninguna estrategia de posicionamiento. Tampoco hay un orden riguroso en los posts y mi calendario de blog es más bien rudimentario. Sin embargo, voy caminando. A ciegas, pero voy.

Con lo que me quedo de todo esto es con lo que se ha dicho hasta la saciedad respecto al bendito primer paso. Hay que darlo y punto.

El diseño de Canva, el blog de Wix, el copy escrito en el aire, la foto tomada del celular, el vídeo chafa de YouTube. Ya habrá tiempo de perfeccionar las cosas, pero nada da tantas ganas de hacerlo como tener puesto el primer piecito sobre el camino. Aunque sea por la vergüenza de que no se quede todo a medias, porque, ¡qué diría la gente!

El primer paso, ese del que seguro nos avergonzamos más tarde, es el punto de inflexión, y mientras más rápido se dé, mejor. Aquí cabría algún otro refrán acertado o una buena frase inspiradora, pero la gripe me funde las neuronas y no se me ocurre nada. Solo me quedo con la ilusión de que, por lo menos, esta web ya existe, y aunque ahora mismo no sé a dónde va a llegar, me emociona mucho el momentum que me dio. Los demás pasos serán más simples. ¿O no? 

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