Porque quería mantenerme en una pieza.

Siempre he sido una de esas personas que quieren todo y no quieren nada, que cambian de pasiones y de intereses de tanto en tanto y que siempre están descubriendo algo nuevo en lo que dedicar su tiempo.

Cuando decidí crear mi web mantuve el foco en ofrecer mis servicios de redacción y copywriting porque es algo en lo que soy buena, sobre lo que siempre estoy formándome y, quizás más relevante aún, es de lo que vivo.

En cuanto al tema de moda y belleza, fue surgiendo casi solo.

Soy mujer y como mujer a veces peco hasta de cliché. Me gusta ver revistas de moda, ir al spa a hacerme cosillas en el rostro y botar la baba viendo looks en Instagram.

Ni modo, es lo que hay.

Por esos gustos me fui acercando a proyectos que se relacionaban con estas temáticas; los disfrutaba y me sentía como pez en el agua.

Cuando llegó el momento de lanzar la web sabía que no quería ir de generalista, sino enfocarme, y con la experiencia que ya tenía ese tema estaba clarísimo: moda y belleza.

Profesionalmente hablando estaba todo listo. Combinar eso en lo que era buena, (la escritura y la comunicación), con algo que me gustaba (la moda y la belleza). Y digo ALGO porque es una de tantas cosas. Pero siempre hay un pero…

Aunque estaba muy satisfecha con la forma que iba tomando mi vida laboral, no me representaba por completo. Si me preguntas por pasiones, intereses o hobbies, me pongo hasta nerviosa para responder, y no porque no tenga ninguno, sino porque tengo demasiados.

Un día estoy leyendo sobre la Segunda Guerra Mundial, después sobre psicología y más tarde busco vídeos en YouTube porque resulta que quiero ser bailarina acrobática.

Tremendo, ya sé.

Tengo veinticinco años, mis intereses están tan claros como los de una nena de cinco y no dejo de preguntarme si algún día los encarrilaré todos en un solo lado.

Antes había considerado abrir un blog solo porque sí, para que se derramaran mis pensamientos sin más, pero cuando escribir para otros se convirtió en mi forma de ganarme la vida, sabía que no podía dejar eso de lado. Al menos de momento.

Por eso, entre tanta vuelta, decidí que esta web tendría un blog de dos caminos. Una parte en la que comparto cosillas de copywriting, comunicación y marketing para negocios de moda y belleza, y otra que no tiene nada que ver con marketing, pero tiene todo que ver conmigo, y en la que solo sería yo, sin más.

Escribiendo un día sobre la relatividad, el otro sobre lo rica que estuvo la comida en el último restaurante que visité y otro más sobre estrategias para promocionar una colección de ropa.

Creo que cojo un poco de los dos consejos que más se repiten para hacer un blog:

Especialízate.
Habla de lo que te guste.

Pues para el trabajo me especialicé, pero mis gustos son muchos, y aquí pienso volcarlos todos.

Advertido estás.